Puedo controlar el pedazo de carne que cuelga debajo de mi cuello. Yo pensaba que sólo era un apéndice con vida propia, pero resulta que si me concentro puedo manejarlo. Ya no tengo ningún problema en usar a voluntad mis manos para cosas muy complejas, como frotarme los ojos, o chuparme el puño.
Y me río constantemente. Aún no sé exactamente el porqué, pero si veo a alguien sonreir me sale la sonrisa espontáneamente. Además mamá sigue enseñándome a hablar. Por ahora domino cuatro palabras y sus declinaciones: Aaa, Aooo, Ajooo y Ayyy. Aún no sé qué significan, pero sé pronunciarlas.
martes, 16 de diciembre de 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario