domingo, 1 de febrero de 2009

De repente un extraño

Ya no hay duda: los extraños me dan miedo. Cada vez que estoy tranquila e irrumpe delante de mí muy cerca la cara de un extraño, me echo a llorar desconsoladamente. Solo me calmo cuando me coge mamá y me asegura que el extraño no viene a secuestrarme para pedir un rescate.




Hoy le ha tocado a la yaya Loli, pero el otro día también me puse a berrear cuando la amiguita Oli me interrumpio mientras estaba viendo Baby Einstein (mi serie favorita). Y unos dias antes me puse a chillar como si me estuvieran desollando cuando me interrumpió la amiguita Sole.
A ver si voy a ser una mujer "con caracter"... que mi papá dice que es un eufemismo de "tener mala hostia".

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